¡Pobre corazón..! ¡Envejecido!

Cambios clínicos asociados al envejecimiento

“¡Infarto!”. La sola mención de esta palabra provoca justificados temores en la población adulta mayor. Personas aparentemente sanas, con un estilo de vida aceptable sucumben, de la noche a la mañana, por algún problema relacionado con el órgano más importante del cuerpo: el corazón.

¡Cuán importante es que durante las diferentes etapas de nuestras vidas: niñez, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad tengamos un control adecuado acerca del funcionamiento de este órgano vital! Muchas situaciones adversas a la salud de la gente se deriva precisamente por falta de cuidados, inadecuada nutrición, falta de ejercicio y valoración médica.

Se ha reportado que más de un 3⁄4 de todas las muertes en pacientes mayores de 65 años, se deben a problemas del corazón, diabetes y ciertos tipos de cáncer. Se estima que el 80% de las personas de edad tienen alguna enfermedad crónica y más de un 50% tienen por lo menos 2.

Según el Dr. Rafael Velasco Terán, científico ecuatoriano especialista en medicina anti-envejecimiento y autor del libro “Cómo vivir cien años”, es difícil discernir entre los cambios de la edad y las enfermedades que se manifiestan con los años. De otra parte, estos cambios afectan otros órganos que dependen del sistema cardiovascular para su funcionamiento.

El corazón aumenta su tamaño y peso, a los 70 años hay aumento del grosor de ambos ventrículos como respuesta a la resistencia periférica elevada del adulto mayor.

Este cambio, generado por hipertrofia de los miocitos, puede producir disminución de la distensibilidad miocárdica y un tiempo mayor de fase de relajación. Luego hay disminución de la cantidad de miocitos por fenómenos aún no aclarados (¿apoptosis?).

A nivel miocárdico se deposita lipofucsina, hay degeneración celular con infiltración grasa que puede comprometer al sistema excitoconductor. Puede aparecer infiltración amiloide, incremento de los depósitos de colágeno que provoca fibrosis y por ende rigidez ventricular.

El endocardio se adelgaza y las válvulas presentan calcificaciones. El tejido excitoconductor tiene pérdida de su actividad marcapasos y a los 75 sólo hay un 10% del número de células marcapaso del nodo sinoauricular que normalmente tiene una persona de 20 años, por lo tanto es más frecuente la aparición de arritmias en el adulto mayor. Aparece una mayor activación intracardíaca de angiotensina lo que derivaría en cambios estructurales con mayor fibrosis cardíaca.

El corazón del anciano es en términos generales capaz de mantener adecuadamente un gasto cardíaco suficiente para suplir las necesidades, pero su adaptación al estrés se reduce con el paso de los años.

El consumo de O2 máximo disminuye, así como las frecuencias máximas en ejercicio. Hay disminución de la respuesta de los receptores beta adrenérgicos, a lo cual contribuye la reducción de la actividad de la enzima adenilato ciclasa. Las arterias se comprometen por depósitos de lípidos, lo que deriva en cambios aterotrombóticos y riesgo de cardiopatía coronaria y eventos embólicos. El incremento de las presiones sistólicas y diastólicas con la edad es un hecho cuestionable que se observa en países desarrollados y se atribuye a una disminución de la elasticidad arterial.

Mientras la población va envejeciendo, nos vemos enfrentados a más enfermedades crónicas que nunca antes. El envejecer no es una enfermedad, pero estamos viendo más enfermedades relacionadas con el envejecimiento que nunca antes.

Las enfermedades coronarias, alta presión, diabetes, obesidad, derrames cerebrales, ciertos tipos de cáncer, problemas respiratorios, artritis, depresión, demencia y problemas dentales, están creciendo rápidamente. Este y otros temas serán tratados en el Primer Congreso Internacional de Medicina de Longevidad que se desarrollará el 12 y 13 de noviembre de 2009 en el Centro de Convenciones “Simón Bolivar” de Guayaquil – Ecuador. Para más información Visítenos en www.longevidadecuador.com, www.angeljuez.blog.galeon.com

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